Según el musicólogo e
investigador de la música venezolana y caribeña Rafael Salazar, “grandes
estudiosos de la musicología, como Alejo Carpentier, consideran que el fandango
es una danza fecundatoria negro-africana, proveniente de la Guinea, que llegó a
las Antillas a partir de la dispersión de los esclavos traídos por la fuerza a
América para las rudas tareas de la agricultura y la minería”.
El fandango tomó fuerza en la
península ibérica gracias a los viajes de los conquistadores, quienes lo
llevaron de un lado a otro con sus variantes y fusiones afroamericanas y
campesinas.
San Juan de los Morros, Estado Guarico. 2013.
En el año 1640 el Consejo de
Castilla prohibió el fandango y otras danzas calificándolas de “indianas
amulatadas”. El joropo encierra en el fandango su origen afroamericano con
pequeños aportes indígenas. Los primeros fandangos llegaron a Caracas a
principios del siglo XVII, se tocaban en las veladas de los grandes cacaos en
las haciendas capitalinas y fueron ejecutados con instrumentos como la bandurria, el instrumento, el clavecín y la bandola.
Los campesinos venezolanos
-negros y mulatos- escucharon los fandangos en las fiestas organizadas por los
mantuanos y aprendieron la música, imprimiendo la fuerza rítmica del negro con
los bordones de un arpa rústica hecha de bambú y en las maracas se identifica
la huella indígena.
El 10 de abril de 1749 el Real
Consulado de Catacas español con apoyo de la Iglesia
Católica sancionó este tipo de danza porque, en su opinión, generaba
lazo de sexo por los contactos de las manos y los extremosos movimientos
propios del baile. Se estableció dos años de cárcel para los ejecutores y dos
meses para los mirones. Con el tiempo, el joropo se convirtió en un ritmo
popular y en cada área cultural el pueblo le incorporó sus propias figuras.
“El joropo al haber sido
asimilado por el pueblo, puede considerarse un sentimiento nacional, que posee
tantas variantes musicales y dancísticas según las condiciones culturales de
cada región del país”, indica Salazar.
El baile que identifica al llanero es el joropo,
con el cual manifiesta su altivez, gallardía, machismo y algunas actividades de
su medio ambiente natural